Casa de Campo
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Casa de Campo
El aire de campo entra por la ventana haciendo ondear las cortinas que golpean suavemente mi rostro mientras una gota de sudor se desliza por mi mejilla. Aún dormido doy un leve suspiro. Pequeños rayos de sol se cuelan por las rendijas entreabiertas de la ventana. Vuelvo a suspirar. Mis labios se mueven como por su propia voluntad para hacerme exclamar entre sueños la palabra "sangre" como si de un ahogado grito de dolor se tratara, casi suena como un susurro. Un escalofrío que sube por mi espalda me hace temblar y de pronto me despierto sobre saltado en un súbito grito cortado.
-¡Sangre!- grito aterrorizado, temblando de pánico, observando a mi alrededor con el sentido perdido -Sangre, sangre...- repito dos veces más, pronunciando la palabra como si no pudiera decir nada más. Siento un fuerte dolor en la cabeza.
Me sostengo la cabeza dando un pequeño alarido de dolor. Veo a Clarisse dormir tranquilamente a mi lado, parece no haber notado lo sucedido. Una vez más, el mismo sueño, y nada más que sangre, solo sangre, y un profundo dolor en el pecho, una angustia terrible. Me levanto de la cama, cierro la ventana que había quedado abierta, y camino hacia el cuarto de baño procurando no tropezar con la ropa que está tirada en el suelo. Abro la puerta lentamente para no hacer más ruido del que ya había hecho. Apenas entro presiono el interrumptor de la luz institivamente.
"¿Qué me está sucediendo?" pienso mientras abro el grifo del lavabo y mojo mi cara intentando refrescarme un poco.
Siento una mezcla de frío y calor debido al sudor, mi cuerpo está muy tenso, muy agitado por lo sucedido, y otra vez no logro entender nada. Me acerco a la bañera y abro los grifos. Mientras la bañera se llena regreso al dormitorio y busco algo de ropa para vestirme. Abro el enorme ropero de madera, una antigüedad familiar, del siglo XVII, una pertenencia de mis antepasados. Tomo ropa cómoda, una remera negra, un sweater de lana marrón, un par de jeans y mis infaltables zapatos de cuero marrón. Dejo la ropa sobre la cama y regreso al baño. El agua está lista. Me quito la ropa de dormir, y entro en el agua, no sin antes haber cerrado las canillas.
El calor del agua parece revitalizar mi cuerpo. Puedo sentir los músculos relajarse, mi cabeza ya no da vueltas. Simplemente me relajo y me recuesto. Cierro los ojos por un momento mientras pienso en lo sucedido la noche anterior. Respiro profundamente. Ese simple placer de estar sumergido en agua tibia es realmente relajante, desestresante. De pronto una simple acción me hace romper con la tranquilidad.
"No recuerdo haber dejado la ventana abierta anoche..." pienso observando las maderas del techo del baño "Quizás simplemente lo olvidé, después de todo no estábamos como para pensar en eso" me digo a mi mismo con una sonrisa en el rostro. Tener la casa de campo por una semana solo para Clarisse y para mí es espléndido, y realmente no cerrar una ventana no es motivo para asombrarse, ¿quién iba a ponerse a pensar en algo así?
-¡Sangre!- grito aterrorizado, temblando de pánico, observando a mi alrededor con el sentido perdido -Sangre, sangre...- repito dos veces más, pronunciando la palabra como si no pudiera decir nada más. Siento un fuerte dolor en la cabeza.
Me sostengo la cabeza dando un pequeño alarido de dolor. Veo a Clarisse dormir tranquilamente a mi lado, parece no haber notado lo sucedido. Una vez más, el mismo sueño, y nada más que sangre, solo sangre, y un profundo dolor en el pecho, una angustia terrible. Me levanto de la cama, cierro la ventana que había quedado abierta, y camino hacia el cuarto de baño procurando no tropezar con la ropa que está tirada en el suelo. Abro la puerta lentamente para no hacer más ruido del que ya había hecho. Apenas entro presiono el interrumptor de la luz institivamente.
"¿Qué me está sucediendo?" pienso mientras abro el grifo del lavabo y mojo mi cara intentando refrescarme un poco.
Siento una mezcla de frío y calor debido al sudor, mi cuerpo está muy tenso, muy agitado por lo sucedido, y otra vez no logro entender nada. Me acerco a la bañera y abro los grifos. Mientras la bañera se llena regreso al dormitorio y busco algo de ropa para vestirme. Abro el enorme ropero de madera, una antigüedad familiar, del siglo XVII, una pertenencia de mis antepasados. Tomo ropa cómoda, una remera negra, un sweater de lana marrón, un par de jeans y mis infaltables zapatos de cuero marrón. Dejo la ropa sobre la cama y regreso al baño. El agua está lista. Me quito la ropa de dormir, y entro en el agua, no sin antes haber cerrado las canillas.
El calor del agua parece revitalizar mi cuerpo. Puedo sentir los músculos relajarse, mi cabeza ya no da vueltas. Simplemente me relajo y me recuesto. Cierro los ojos por un momento mientras pienso en lo sucedido la noche anterior. Respiro profundamente. Ese simple placer de estar sumergido en agua tibia es realmente relajante, desestresante. De pronto una simple acción me hace romper con la tranquilidad.
"No recuerdo haber dejado la ventana abierta anoche..." pienso observando las maderas del techo del baño "Quizás simplemente lo olvidé, después de todo no estábamos como para pensar en eso" me digo a mi mismo con una sonrisa en el rostro. Tener la casa de campo por una semana solo para Clarisse y para mí es espléndido, y realmente no cerrar una ventana no es motivo para asombrarse, ¿quién iba a ponerse a pensar en algo así?
ThunderX- Empezando
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Re: Casa de Campo
Campo... Una de las cosas más llamativas el Reino Unido era su contraste entre las grandes ciudades y la zonas urbanizadas con las partes más alejadas de ellas donde las praderas y los bosques que alguna vez vieron a los grandes héroes de la historia pasar aún seguían intactas... o más o menos así.
En una camioneta Ford vieja andaban dos individuos: un hombre anciano sin vello facial y con poco pelo blanco sobre la cabeza con ropas comunes y, en el asiento del conductor, un muchacho de unos veintitantos años, de cabello rubio oscuro ("rubio ceniza" según su peluquero) con ojos claros, barba y bigotes cortos, que usaba ropas más elegantes como un pantalón de vestir negro, zapatos, una camisa de un color amarillo suave, con un pullover de un tono marrón oscuro.
- ¿Sabes lo que tienes que decir? -preguntó el anciano.
- Claro... que estamos buscando a un animal peligroso, una clase de ciervo aparentemente enfermo, para el zoológico y que fue visto por las cercanías de ese campo. Y que nos permita pasar la noche afuera para poder atraparlo.
En efecto, el dúo estaba buscando un animal, una clase de ciervo que había sido visto por un cliente cuando pasaba por la zona en su auto. ¿Cliente? La historia, en realidad, es un poco más compleja: en el auto andaban Ronald Way (el anciano) y Nicholas Valley (el muchacho joven). Ronald era taxidermista y de joven era amigo del abuelo de Nicholas. Ambos poseían la habilidad de controlar a los animales, pero Ron -como lo llamaban los amigos- solo podía dominar a los caninos. En este punto entra en la historia Nicholas.
El joven Valley tenía la habilidad de transformarse -no a voluntad- en un licántropo durante las noches. Sin embargo, aún no lograba controlarse a sí mismo cuando estaba transformado, por lo que necesitaba de la ayuda de Ron para no terminan cazando a la criatura equivocada. De este modo ambos se dedicaban a "inmortalizar" animales por encargo, desde mascotas hasta animales salvajes cuando la suma de dinero era interesante. Tal vez no era la forma más digna de vivir, pero al menos los mantenía vivos.
Llegó entonces la camioneta hasta las cercanías de la casa. Nicholas bajó, abrió la cerca (supongo que habrá una) y se dirigió hasta la puerta de la casa, la cual golpeó dos veces no muy fuerte. El muchacho se miró la mano derecha por unos instantes: en la palma aún tenía una fea cicatriz hecha cuando cazó un lobo gigante dos noches atrás... Si no fuera porque su don también le proporcionaba una regeneración aumentaba seguramente habría perdido algún que otro dedo y posiblemente la mano.
En una camioneta Ford vieja andaban dos individuos: un hombre anciano sin vello facial y con poco pelo blanco sobre la cabeza con ropas comunes y, en el asiento del conductor, un muchacho de unos veintitantos años, de cabello rubio oscuro ("rubio ceniza" según su peluquero) con ojos claros, barba y bigotes cortos, que usaba ropas más elegantes como un pantalón de vestir negro, zapatos, una camisa de un color amarillo suave, con un pullover de un tono marrón oscuro.
- ¿Sabes lo que tienes que decir? -preguntó el anciano.
- Claro... que estamos buscando a un animal peligroso, una clase de ciervo aparentemente enfermo, para el zoológico y que fue visto por las cercanías de ese campo. Y que nos permita pasar la noche afuera para poder atraparlo.
En efecto, el dúo estaba buscando un animal, una clase de ciervo que había sido visto por un cliente cuando pasaba por la zona en su auto. ¿Cliente? La historia, en realidad, es un poco más compleja: en el auto andaban Ronald Way (el anciano) y Nicholas Valley (el muchacho joven). Ronald era taxidermista y de joven era amigo del abuelo de Nicholas. Ambos poseían la habilidad de controlar a los animales, pero Ron -como lo llamaban los amigos- solo podía dominar a los caninos. En este punto entra en la historia Nicholas.
El joven Valley tenía la habilidad de transformarse -no a voluntad- en un licántropo durante las noches. Sin embargo, aún no lograba controlarse a sí mismo cuando estaba transformado, por lo que necesitaba de la ayuda de Ron para no terminan cazando a la criatura equivocada. De este modo ambos se dedicaban a "inmortalizar" animales por encargo, desde mascotas hasta animales salvajes cuando la suma de dinero era interesante. Tal vez no era la forma más digna de vivir, pero al menos los mantenía vivos.
Llegó entonces la camioneta hasta las cercanías de la casa. Nicholas bajó, abrió la cerca (supongo que habrá una) y se dirigió hasta la puerta de la casa, la cual golpeó dos veces no muy fuerte. El muchacho se miró la mano derecha por unos instantes: en la palma aún tenía una fea cicatriz hecha cuando cazó un lobo gigante dos noches atrás... Si no fuera porque su don también le proporcionaba una regeneración aumentaba seguramente habría perdido algún que otro dedo y posiblemente la mano.
Nikuniku- Pillandole el truco
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Re: Casa de Campo
Muevo los dedos por la superficie del agua de la bañera, jugando un poco cuando comienzo a sentir una extraña sensación, como un cosquilleo subiendo por mi espalda. Sin siquiera notarlo el color de mis ojos comienza a cambiar de su típico color gris a unos tonos amarillentos. Comienzo a perder el control sobre mi propio cuerpo y mi conciencia parece anularse poco a poco. Una serie de imágenes oscuras, visuales y auditivas, invaden mi mente. Puedo escuchar el amargo y desgarrador aullido de un animal, similar al de un lobo, que se pierde en la lejanía. Luego visualizo la imagen poco clara de un rostro, no logro distinguir nada excepto unos ojos verdeazulados. Una pequeña gota de sangre cae desde mi nariz y retomo el conocimiento a la vez que mis ojos vuelven a su habitual color ceniza.
-¿Qué diablos fue eso?- me digo extrañado, pensando en voz alta.
De pronto siento que alguien da dos leves golpes a la puerta de entrada, lo cual me llama la atención ya que no esperaba visitas. Salgo de la bañera, tomo una toalla y me seco rápidamente. Me coloco la ropa interior, y luego una bata blanca para después del baño. Salgo del baño y atravieso la habitación rápida pero sigilosamente hasta llegar a la puerta, desde donde doy una mirada a Clarisse quien aún duerme plácidamente. Así, camino por el pasillo hasta llegar a la puerta principal.
Doy una vuelta a la llave, y giro el pomo de la puerta. Al abrirla puedo ver que la inesperada visita se trata de un jóven, de una edad seguramente cercana a la mía. Su aspecto es bastante formal, pero lo que me llama la atención son sus ojos, verdeazulados, idénticos a los que había "visto" hace unos instantes. Me quedo observándolo estupefacto, sin poder ni decir una palabra, solamente observo sus ojos y siento una extraña sensación de temor. Algo en él me resulta diferente, inusual, pero no sé qué, ni tampoco puedo entender por qué.
-Eh... Buenos días... ¿Qué desea?- digo finalmente, titubeando, cambiando mi actitud que, luego de unos minutos de silencio y un continuo observar al desconocido, se había vuelto extraña e incómoda.
-¿Qué diablos fue eso?- me digo extrañado, pensando en voz alta.
De pronto siento que alguien da dos leves golpes a la puerta de entrada, lo cual me llama la atención ya que no esperaba visitas. Salgo de la bañera, tomo una toalla y me seco rápidamente. Me coloco la ropa interior, y luego una bata blanca para después del baño. Salgo del baño y atravieso la habitación rápida pero sigilosamente hasta llegar a la puerta, desde donde doy una mirada a Clarisse quien aún duerme plácidamente. Así, camino por el pasillo hasta llegar a la puerta principal.
Doy una vuelta a la llave, y giro el pomo de la puerta. Al abrirla puedo ver que la inesperada visita se trata de un jóven, de una edad seguramente cercana a la mía. Su aspecto es bastante formal, pero lo que me llama la atención son sus ojos, verdeazulados, idénticos a los que había "visto" hace unos instantes. Me quedo observándolo estupefacto, sin poder ni decir una palabra, solamente observo sus ojos y siento una extraña sensación de temor. Algo en él me resulta diferente, inusual, pero no sé qué, ni tampoco puedo entender por qué.
-Eh... Buenos días... ¿Qué desea?- digo finalmente, titubeando, cambiando mi actitud que, luego de unos minutos de silencio y un continuo observar al desconocido, se había vuelto extraña e incómoda.
ThunderX- Empezando
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Hoja de personaje
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Re: Casa de Campo
La puerta se abre y lentamente y un muchacho se asoma por ella. Nicholas primero lo mira con una sonrisa amistosa en el rostro, pero por un instante la sonrisa se va y un olor le penetra el cerebro: sangre. El muchacho tras la puerta había sangrado hacía poco y ese olor era inconfundible. Pero, retomando el control, la cara amistosa vuelve y el joven comienza a hablar.
- Buenos días. Permítame presentarme: mi nombre es Nicholas Valley, junto con mi compañero en la camioneta estamos trabajando para el zoológico. Estamos buscando un animal, un ciervo que según nos han informado podría estar enfermo, por lo que resultaría ser peligroso tanto para sí mismo como para otros animales.
Había hablado rápido pero claro para "saturar" al hombre con información así, cuando le diera la solución no se le ocurriría otra opción.
- Lo que le pedimos es permiso para acampar una noche en su campo. Así podremos capturar al animal y llevarlo a un lugar mejor...
La mirada había cambiado lentamente, desde una sonrisa amistosa a una mirada más seria. Si el "campesino" no aceptaba por las buenas, tendrían que meterse a explorar el campo por las malas... Pero siempre es mejor tratar de hacer las cosas bien.
El olor a sangre aún persistía en el aire, pero era muy leve y el sol brillaba en el cielo, por lo que seguramente no pasaría nada malo...
- Buenos días. Permítame presentarme: mi nombre es Nicholas Valley, junto con mi compañero en la camioneta estamos trabajando para el zoológico. Estamos buscando un animal, un ciervo que según nos han informado podría estar enfermo, por lo que resultaría ser peligroso tanto para sí mismo como para otros animales.
Había hablado rápido pero claro para "saturar" al hombre con información así, cuando le diera la solución no se le ocurriría otra opción.
- Lo que le pedimos es permiso para acampar una noche en su campo. Así podremos capturar al animal y llevarlo a un lugar mejor...
La mirada había cambiado lentamente, desde una sonrisa amistosa a una mirada más seria. Si el "campesino" no aceptaba por las buenas, tendrían que meterse a explorar el campo por las malas... Pero siempre es mejor tratar de hacer las cosas bien.
El olor a sangre aún persistía en el aire, pero era muy leve y el sol brillaba en el cielo, por lo que seguramente no pasaría nada malo...
Nikuniku- Pillandole el truco
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Hoja de personaje
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Re: Casa de Campo
En cuanto el joven se presenta y me saluda, extiendo la mano para responder al saludo, diciéndole mi nombre y luego escuchando el motivo por el que estaba aquí. Escucho atentamente todo lo que dice, y no puedo evitar que algunas dudas ronden mi mente. El aspecto del muchacho me resulta demasiado formal como para ser empleado de un zoológico que anda en busca de un animal enfermo. Proceso inmediatamente cada palabra que dice, pero en el fondo algo de mí no se termina de convencer, sigo notando algo difícil de explicar pero que me produce un gran espanto.
-Está bien, no hay problema...- digo no muy convencido del todo, pero actuando cordialmente -Cuando quieran preparar el campamento háganlo sin problema. Discúlpame, pero me retiro por ahora...-
Vuelvo a entrar a la casa cerrando la puerta detrás mío. Regreso al baño, vacío la bañera y abro la ducha. Me doy una ducha rápida, para terminar el baño que había quedado interrumpido. Una vez que salgo, me visto con la ropa que había dejado encima de la cama y me dirijo hacia la cocina para preparar el desayuno para Clarisse y para mí, aunque en mi mente sigo pensando en las extrañas visiones que había tenido.
De pronto siento que alguien cruza sus brazos por mi cuello, recostándose sobre mi espalda, es Clarisse.
-¿Dormiste bien mi amor?-
-Sí, cariño- ¿Y tú?-
-Bien, tuve otra vez la misma pesadilla...-
-¿Otra vez?-
-Sí, ya está comenzando a cansarme...-
-No le des importancia... ¿Qué estás cocinando?-
-Prepararé unos cafés y unos waffles-
-¡Qué delicia! Te ayudo-
-Está bien, no hay problema...- digo no muy convencido del todo, pero actuando cordialmente -Cuando quieran preparar el campamento háganlo sin problema. Discúlpame, pero me retiro por ahora...-
Vuelvo a entrar a la casa cerrando la puerta detrás mío. Regreso al baño, vacío la bañera y abro la ducha. Me doy una ducha rápida, para terminar el baño que había quedado interrumpido. Una vez que salgo, me visto con la ropa que había dejado encima de la cama y me dirijo hacia la cocina para preparar el desayuno para Clarisse y para mí, aunque en mi mente sigo pensando en las extrañas visiones que había tenido.
De pronto siento que alguien cruza sus brazos por mi cuello, recostándose sobre mi espalda, es Clarisse.
-¿Dormiste bien mi amor?-
-Sí, cariño- ¿Y tú?-
-Bien, tuve otra vez la misma pesadilla...-
-¿Otra vez?-
-Sí, ya está comenzando a cansarme...-
-No le des importancia... ¿Qué estás cocinando?-
-Prepararé unos cafés y unos waffles-
-¡Qué delicia! Te ayudo-
ThunderX- Empezando
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Hoja de personaje
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Re: Casa de Campo
El hombre volvió a sus asuntos. Entonces Nicholas se giró media vuelta y caminó tranquilo hasta la camioneta donde su compañero de trabajos lo esperaba.
- Dijo que no hay problema, que nos instalemos cuando queramos.
- Hagámoslo ahora. La luna estará casi llena y no quiero que te descontroles antes de tiempo y por sorpresa -le respondió el anciano en un tono un poco burlón.
- Como quieras... jajaja!!!
Así, utilizando su fuerza superior a la de un hombre promedio, el muchacho descargó con velocidad dos carpas -claro que desarmadas-, unas cuatro cajas de diferentes tamaños donde tenían desde armas hasta herramientas y, finalmente, unas cuatro placas de metal, de un metro y medio de altura por dos metros de base, y dos cuadradas de un metro y medio de lado. Con ello armaría la caja donde transportarían al animal, sin embargo tenía otro uso más importante: durante la transformación, en la etapa en la que no es totalmente licántropo ni totalmente humano, a Ronald se le complicaba controlar los impulsos de Nicholas-bestia, por lo que la jaula servía también para contenerlo hasta que finalizaba la transformación -momento en el cual el viejo sí podía utilizar su don-.
En poco más de una hora habían armado todo y ya se acercaba el mediodía y con él la hora de almorzar.
- Dijo que no hay problema, que nos instalemos cuando queramos.
- Hagámoslo ahora. La luna estará casi llena y no quiero que te descontroles antes de tiempo y por sorpresa -le respondió el anciano en un tono un poco burlón.
- Como quieras... jajaja!!!
Así, utilizando su fuerza superior a la de un hombre promedio, el muchacho descargó con velocidad dos carpas -claro que desarmadas-, unas cuatro cajas de diferentes tamaños donde tenían desde armas hasta herramientas y, finalmente, unas cuatro placas de metal, de un metro y medio de altura por dos metros de base, y dos cuadradas de un metro y medio de lado. Con ello armaría la caja donde transportarían al animal, sin embargo tenía otro uso más importante: durante la transformación, en la etapa en la que no es totalmente licántropo ni totalmente humano, a Ronald se le complicaba controlar los impulsos de Nicholas-bestia, por lo que la jaula servía también para contenerlo hasta que finalizaba la transformación -momento en el cual el viejo sí podía utilizar su don-.
En poco más de una hora habían armado todo y ya se acercaba el mediodía y con él la hora de almorzar.
Nikuniku- Pillandole el truco
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