Casa de los Smith

Hay una calle larga, con grandes praderas y todo muy limpio. Al final de la calle, se ven las viviendas, con la fachada de color rojo inglés.
La casa de los Smith era una de ellas. Tiene dos pisos, un patio interior y un bonito jardín exterior. En el jardín, un manazano reina el terreno. Hay una casita de madera en el manzano y un columpio colgando de sus ramas.

El interior está limpio y ordenado, con habitaciones amplias. La más grande es el salón-comedor, que posee una enorme chimenea.
En el piso de arriba están las habitaciones. La de Ámber es la que da a la parte trasera de la casa. JUsto donde pega el sol de día, para que se pueda disfrutar de sus cálidos rayos. La habitación está llena de peluches y una gran casa de muñecas. Hay una cama grande con la colcha de ositos. A sus pies, un colchón para perros.
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Aquel día llovía y Ámber jugaba en su habitación a las enfermeras con sus queridos peluches. Bruto jugaba con ella, se habían hecho inseparables.

Su madre la riñó por andar perdiendo el tiempo y no prepararse para ir a la escuela.
Ámber suspiró y dejó su juego. Cogió un conejito de peluche y bajó las escaleras.
Desayunó y se apresuró a coger el autobús para no llegar tarde.