Visitando un ser querido (Málaga)

Todos los dias lo mismo, las mismas calles, las mismas personas. Estoy harto de todo, ojala desaparezcan, que de un dia para otro ya no estan nunca mas a mi alrededor. Estar solo, solo quiero eso, estar solo. Por eso, el cementerio es un lugar perfecto. Lleno de gente "durmiendo" que no molestan en ningun momento, el ruido aqui no existe ya que incluso los vivos saben respetar a sus antepasados. Aun no comprendo por que el tuvo que morir, hay mucha gente peor en el mundo suelta que aun siguen vivos y disfrutando por el dolor ajeno. Algun dia les devolvere ese dolor multiplicado por mil, sere un heroe pero no como los demas, ¿Spiderman? ¿Batman? ¿Capitan America? simples estupidos, en vez de acabar con el mal confian en la justicia y sus enemigos vuelven a quedar libres para seguir creando caos. Yo no confio en esta justicia, yo sere la justicia.

Me levante y deje un ramo de flores en la tumba de mi tio. Abandone el cementerio caminando lentamente entre las personas dormidas. Aun no podia entrar en ese lugar y sentir un fuerte odio y ganas de llorar, retuve mis lagrimas mordiendome el labio inferior y tapandome los ojos con el gorro que siempre llevaba. No era el momento, pero sabia que tarde o temprano cuando volviera a entrar en el cementerio estaria satisfecho de haber alcanzado mi mayor meta. No sabia que me depararia el futuro despues de eso, pero bueno, da igual.

Cuando abandone el cementerio me diriji hacia una cafeteria, el paseo habia sido corto solo unos diez minutos a paso suave. Pedí un zumo de piña y un sandwich mixto, uno de mis preferidos. Me saque el gorro y lo guarde en el bolsillo de la chaqueta, me removi el pelo un poco para ponermelo de punta ya que me veia raro con todo el pelo pegado. Me habia sentado junto a un ventanal por lo que mientras saboreaba el sandwich miraba a la gente caminando por la calle y deje pasar el tiempo lentamente.

La rabia y la tristeza son ambas lo mismo. La tristeza es rabia pasiva y la rabia, tristeza activa. Sin embargo es muy complicado pasar de un sentimiento a otro, y cuando consigues hacerlo, nunca trae consecuencias buenas. Puede llegar a convertirte, en un desconfiado, en un alma en pena, en una "persona dormida" o en un cruel villano.

Parecía ser una mañana normal, casi típica, tanto en la ciudad como en el establecimiento malagueño, una tranquilidad que estaba a punto de ser quebrada, y todo dependería de las decisiones que tomara Enrique.

Se escucharon unos gritos en la puerta de la cafetería, prontamente silenciados por un certero golpe. Se oyó un disparo, dos.
Dos hombres encapuchados penetraron en el local, ambos armados con pistolas, y con el rostro oculto tras unas máscaras negras.

- ¡¡TODO EL MUNDO AL SUELO!! ¡¡¡YA VAMOS!!! ¿¡QUIERES UN TIRO EN LA PUTA CABEZA CHAVAL!?- le gritó uno de ellos a Enrique. - ¡¡QUE TODO EL MUNDO SAQUE SUS CARTERAS Y NOS LAS DE!! Y TU EL DE LA BARRA!, EL DINERO VAMOS!

La gente que se encontraba en el local comenzo a realizar las ordenes de los atracadores, aterrorizados, y sollozando suavemente.

No me dio tiempo a reaccionar cuando ya tenia a un idiota encañonandome con una pistola, apuntaba directamente a la cabeza. Si hubiera tenido los suficientes huevos habria agarrado la pistola, desviar la trayectoria y golpearle. Pero como persona sensata que era levante las manos dando a entender que me rendia, me agache y me puse boca abajo. Entregue el poco dinero que tenia, para ser mas claro, la vuelta del sandwich y el zumo. En ningun momento me movi mas de lo necesario, no queria acabar con un tiro en la cabeza a los dieciseis años y sin haber perdido la virginidad.

Barajé varias opciones, en el momento que se dieran la vuelta me podria levantar e ir rapidamente hacia la puerta y buscar ayuda, logicamente lo descarté. No era rapido corriendo y sabia con toda seguridad que eso no era una pelicula, por lo cual no esquivaria las balas. Otra estupida opcion seria placar a uno conseguir su pistola y darle la vuelta a la tortilla, pero, antes de que llegara a tocarlo recibiria todo un cargador en el pecho. Habia muchas otras igual de estupidas y ninguna funcionaria. Sentia una alta impotencia al no poder hacer nada contra esos ladrones, con suerte habria camaras de seguridad y serian cazados, pero saldrian tan rapido como entraron.

Bien, ahora lo unico que tenia que hacer era permanecer en el suelo, observar y esperar a que nada llegara a mas.

[Off: Siento el retraso, me paso lo tipico de que de un dia para otro te cortan internet y te dicen tus padres: Uy, nos olvidamos de pagarlo . Por lo cual estuve incomunicado, lo dicho siento el retraso y no creo que vuelva a pasar :/ Saludos]

Sirenas policiales comenzaron a sonar en la lejanía.

Uno de los hombres apuntó directamente a la cabeza del dependiente con una fría mirada. Uno, dos, tres tiros sesgaron el aire mientras el camarero se desplomaba en el suelo, que empezaba a tomar el tinte escarlata de la sangre.

Dos niños pequeños comenzaron a gritar mientras el otro ladrón los amenazaba con el arma y varias mujeres comenzaban a llorar y a gemir de angustia.

El asesino, saltó por la barra y aparto el cuerpo del camarero a base de patadas con el pie, en un espectáculo de crueldad innecesario a la vez que siniestro. Bufó una blasfemia una vez localizado aquello que buscaba y se giró hacia su compañero, que mantenía el arma apuntada hacia los pequeños.

- El cabrón ha activado la alarma. Vienen a por nosotros. ¡Vámonos venga!

En apenas medio minuto habían vaciado la caja registradora, y se acercaron a la puerta.

- ¡¡Que os vaya bien!!- murmuró riendo el ladrón antes de salir por la puerta a la carrera junto a su compañero, dirigiéndose a un parque cercano.

La puerta se cerró tras ellos, y el silencio invadió unos segundos el ambiente, antes de ser roto por los lloros y las maldiciones.

Los pocos minutos que estuvieron los ladrones me duraron horas, pero por suerte se marcharon rapido. Lastimosamente hubo un herido, no sabia como reaccionar, me daban ganas de llorar y volvia a sentir una gran impotencia. Retení mis lagrimas tanto como pude y lentamente me acerque a la barra. Me asomé asustado y contemple una escena de lo mas grotesca, no pude remediar vomitar encima de la barra. Lo que habia visto no se lo recomendaria nadie.

Me aleje de la barra asustado, las piernas me temblaban como nunca y me era casi imposible andar. Dificultosamente me acerque hacia mi mesa, cogi el vaso de zumo, las manos tambien me temblaban y por poco se me caia el vaso. Tome unos sorbos para sacarme el sabor a vomito y me sente sobre la mesa. Estaba seguro de que si lo hubiera intentado podria haber ahorrado la muerte a ese hombre, pero las probabilidades de morir eran muy escasas y aunque sonara inhumano, lo preferia a el que a mi.

Las sirenas cesaron, la puerta se abrio lentamente y los policias entraron. Nada mas verlos una gran rabia corrio por todo mi cuerpo. Me levanté lentamente de la mesa y me aproxime hacia uno de los policias, antes de que pudiera reaccionar le agarre del traje y acerque mi cara a la suya.

- ¡Sois escoria! -levante el puño a punto de darle un puñetazo en la cara al policia, estaba decidido y nadie podria pararme.

El policía gruñó cuando recibió el impacto del golpe del chico, pero tras acomodarse la mandíbula dolorida, consiguió junto a otro agente inmovilizarle en el suelo y ponerle unas esposas al chico, mientras el resto de operativos interrogaban a la gente del bar y recogían al cadaver.

El que había sido golpeado por Enrique se quedó con este, soltando maldiciones por lo bajo mientras le decía que estaba detenido y le contaba sus derechos.

[[postea algo más aquí y nos vamos a la comisaria]]

Me dolia un poco la mano tras haber golpeado al policia, no estaba acostumbrado a pelear y esta era una de las pocas veces en las que habia golpeado a alguien enserio. El frio tacto del suelo en mi cara hizo que se me olvidara el dolor, empleaban demasiada fuerza para agarrarme aunque no opusiera resistencia. Nada mas esposarme me levantaron y el mismo policia al que habia pegado me contaba mis derechos, decidi guardar silencio, hacer el estupido solo lo empeoraria todo, aunque tampoco sabia como podrian empeorar las cosas.

Me quede en el asiento de atras del coche patrulla callado, miraba por la ventana los carteles, anuncios, tiendas y chicas. De vez en cuando reconocia a alguien de mi instituto y solo esperaba que ellos no lo hicieran. El viaje fue corto y tenso, sobretodo por que podia sentir como el policia me miraba por el retrovisor y eso me incomodaba, sobretodo si le habia pegado minutos antes.

El coche paró frente a la comisaria, los policias bajaron del coche y me abrieron la puerta para que saliese. Me limite a acatar ordenes y mirar al frente. Mientras andabamos uno de ellos me agarraba del brazo izquierdo para guiarme y sobretodo para que no escapara. Mientras andaba hacia la comisaria no pude resistir el mirar un edificio, en concreto la entrada del garaje. Viejos recuerdos me hicieron sentir aun mas decaido de lo que estaba.

Los policías retiran todo lo que Enrique tiene en sus bolsillos y lo colocan en una celda.

-Tendrás que pasar la noche aquí, mañana quedarás libre- le dice uno de los policías y luego se retiran.

La celda es bastante pequeña. Dos pequeñas ventanas con barrotes aportan una mísera entrada de luz y aire al lugar. En una esquina hay un pequeño lavabo y un inodoro. En otra pared dos panchas metálicas a modo de literas, sostenidas por cadenas. En resumen, la celda tiene un aspecto de calabozo de castillo medieval.

-¿Solo una noche? Parece que no hiciste nada grave...- dice un tipo que sería un par de años más grandes que Enrique -¿Golpeaste a alguien? ¿Desacato a la autoridad? Por cierto, soy Matías- dice extendiéndole la mano.

Matías viste con un uniforme azul, característico de los reclusos. En el lado izquierdo del pecho tiene una pequeña inscripción en blanco: una secuencia de letras y números. Las manos curtidas y la contextura fuerte no parecen concordar con su aparente simpatía. Un gorro negro cubre su cabeza, dejando escapar apenas parte de su claro cabello.

¿Ni siquiera una llamada de telefono? -pensé.

Estaba seguro de que mis padres se asustarian al comprobar que yo no estaba en casa, aunque bueno, mirandolo por otro punto de vista. Me importaba muy poco. Mi madre seguro que si no llegaba media hora despues de la hora impuesta ya estaria llamando a mis colegas o a mi movil, al que no podia responder por que me lo habian sacado. Ahora me encontraba frente a una fila de barrotes. Me gire sobre mi mismo contemplando el lugar, no era bonito, aunque viendo peliculas y esas cosas pense que habria yonkis tirados por el suelo, gente robando incluso dentro de la carcel y algun que otro buscando mi culo.

Me senté en lo que seria mi futura cama, si me levantaba al dia siguiente sin dolores de cuello o espalda jure ir a la iglesia todos los domingos. Aunque bueno, cuando yo juro nunca se debe confiar en mi palabra. Me veia sin cordones en las zapatillas -un buen punto, ya que asi no me podrian ahorcar y cuando me fuera seria una jodienda ponermelos-, me palpe los bolsillos notando que no tenia mis llaves ni el dinero, bueno el dinero me lo robaron, tambien se habian llevado mi collar de plata y algunas tonterias mas como chicles. Sinceramente, eso tampoco me importaba, mañana lo recogeria y podria irme.

Cuando pensé que la noche seria de lo mas aburrida, cosa tonta estando en comisaria, un recluso mas me empezo a hablar. No me habia fijado en el antes, estaba demasiado absorto en mis pensamientos. Hombre, claro que sabia que estaba alli pero tampoco quise mirarlo mucho.

-Solo golpee a un policia en la cara y no me arrepiento -intentaba hacerme el durlo pero no era mi estilo- Yo me llamo Enrique, encantado. ¿Y usted que hace aqui? ¿robo, peleas...?

Di un apreton de manos al hombre, no por que confiase en el. Habia dos opciones si no lo hacia el tipo podria cabrearse y podeis imaginar el resto y la otra opcion era que si de verdad era buena persona no pensaba dejarlo con la mano suspendida en el aire esperando como un idiota.

-Tengo hambre -pensé.

-Digamos que me gusta encender cosas...- dice el chico -Causé un importante incendio, y se agravó porque murieron dos personas. No era mi intención nada de lo que sucedió, pero cómo explicárserlo a ellos...-

De pronto aparece un policía con algo que se supone es la cena para Enrique y Matías. Les traen un plato a cada uno, con algo blanco grisáceo, supuestamente puré, pero su aspecto es el de engrudo. No les traen nada para beber. El carcelero poco menos que les arroja la comida, tal como si fuesen unos perros.

-Malditos, se creen la gran cosa porque son policías...- dice Matías en voz baja, como pensando en voz alta.

Escuchaba atentamente a Matías, revolvia el puré -por llamarlo de alguna forma- con el tenedor de plastico. Aun con asco me lo meti en la boca y aunque pareciese mentira no tuve ganas de vomitar, el pure se deshacia en la boca y no tenia sabor alguno, era como tomar agua caliente con tropezones. Deje a un lado el plato, tenia hambre pero sinceramente pasaba de comerme esa mierda.

Permaneci callado recordando las palabras de Matías, si no me equivocaba aquel tio era un piromano. Lo interesante de ellos es que solo quieren prender fuegos a cosas, en ningun momento quieren matar, solo ver arder y contra mas grande mejor. Habia muchas posibilidades de que fuera verdad y no los matase queriendo, pero un asesino era un asesino. Ademas, podria ser del tipo que le gustaba ver el fuego... "moverse".

-Son escoria -dije respondiendo a lo ultimo que comentó mi compañero- Pero ni tu ni yo, somos mejores que ellos. Siento decirtelo pero tu eres un asesino y puede que yo en un futuro proximo lleve el mismo peso que tu en mi conciencia ¿Cuanto tiempo estaras aqui? -mi rostro era serio, error o no, ese hombre era un asesino y no podria ser perdonado.

Matías sonríe para sí mismo al escuchar a Enrique. Claramente el chico no tiene ni la más remota idea de lo que había sucedido con él, el día que se produjo ese incendio. Nadie puede entenderlo ya que es algo que supera la lógica, que supera todo lo razonable.

-Tengo para bastante rato aquí adentro, ya no sé ni hasta cuando tendré que estar- dice respondiendo a la pregunta de Enrique -Créeme, la idea que puedas tener de mí en tu mente está muy equivocada. Aunque creas que soy un maldito pirómano y asesino, no es tan así-

Matías se acerca al plato de puré que le correspondía y lo toma con una mano.

-Está frío...- piensa en voz alta al probarlo.

Coloca su mano debajo del plato de metal. Luego de sostenerlo unos minutos en su mano, aparentemente mirándolo sin ningún sentido le acerca el plato a Enrique.

-Si vas a comer esta cosa, al menos cómela caliente- le dice enseñándole el plato, en donde se puede ver claramente al puré largar vapor porque su temperatura ha aumentado.

-Voluntaria o involuntariamente, eres un asesino -pensé; lo mejor no era seguir con ese mismo rollo, era mejor tenerlo de amigo.

No habia mas que hablar, estaba cansado y mañana me sacarian. No volveria a ver a Matías jamas y mi asquerosa vida volveria a ser como siempre, lo mas seguro es que forsozamente me sacase bachillerato, despues si el destino queria iria a la universidad, aunque quizas haga algo para que eso no pasara. Y mi vida seria demasiado normal, aun con mis ansias de venganza contra la mafia seguro que acabaria casado, con un niño y una niña menor que el, para que puediera defenderla. Mi trabajo seria estar encerrado en un cubiculo delante de un ordenador en una empresa, que seguro ni siquiera sabria en que trabajan, solo acataria ordenes.

Pero de un momento a otro todos esos pensamientos se borraron de mi mente, Matías habia comentado sobre la frialdad de la comida, no me habia fijado pero tenia razon. Me pasó su plato con unas palabras que me sorprendieron. Agarre el plato y en efecto estaba caliente, por un momento me dieron ganas de soltarlo pero lo deje sobre "la cama" lentamente.

Permaneci en silencio, asombrado. Mi mano estaba muy caliente tras tocar el plato y podria asegurar que antes no estaba asi. Contemple el pequeño humo que salia del pure y dirigi mis ojos hacia Matías.

-Tus palabras... fue un incendio y... -no sabia como continuar la frase, estaba nervioso y asustado- Has calentado eso con la manos, no eres un asesino... ¿Que eres?

Me levanté rapidamente de la cama y me aleje con unos pasos cortos de Matías, no por miedo, necesitaba andar para poder asimilarlo todo mejor, sonaba estupido pero todo el mundo daba vueltas para pensar y no iba a ser el unico. Por un momento pense en una camara oculta, pero el cadaver era real y el puñetazo que le habia dado al policia tambien. Volvi mi mirada hacia Matías otra vez y espere su respuesta.

-Aqui pasa algo raro -pensé.

-Tú lo has dicho, ¿qué soy? Eso quisiera saber...- dice Matías dando un suspiro -Para hacerlo sencillo soy una especie de "horno de microondas" humano, puedo calentar las cosas-

Matías toma el plato nuevamente y lo coloca en el suelo. Apunta con su mano hacia este y cierra los ojos por un momento. Poco a poco la temperatura del puré comienza a elevarse más y más. Este comienza a burbujear y a moverse un poco, de forma cada vez más violenta. De pronto el puré salta del plato, salpicando el suelo alrededor de él.

-Tal vez tengas razón en algo, puede que sea un asesino involuntario. Pero más que eso soy alguien que tiene un don y una maldición...- dice mirando el puré en el suelo -Las dos personas que murieron en el incendio fueron mi padre y mi prima-

Se me heló todo el cuerpo, habia matado a su padre y a su prima. Esta vez estaba seguro de que algo no iba bien, tendria que haber alguna explicacion sobre todo lo que estaba pasando pero en mi opinion no habia ninguna. Bueno, quizas en ese momento no habia ninguna. Estuve varios segundos callado, observando el pure esparcido por todo el suelo recordando sus palabras. En ese momento sentí como todo el tiempo se ralentizaba.

Cuando reaccione en lo unico que pude pensar era en mirar al techo, buscaba camaras, no ocultas simplemente de seguridad. Si era una broma estaba muy currada pero por ahora deberia creermelo todo, si alguien lo habia visto seria un problema. De pronto se me vino a la cabeza X-men, la habilidad de Matías podria ser algo parecido, pura genetica... evolucion. Y si este mundo era parecido seguro que intentarian matarlo o experimentar con el a toda costa. Estaba confirmado, este mundo se pudria a cada segundo.

-¿Por que me enseñas esto? ¿es una broma? o ¿es real? dime la verdad.

A cada segundo que pasaba dudaba y luego volvia a confiar en el, muchos hubieran pensado que seria una broma pero esto podria ser muy serio e intentaba encajarlo de la mejor forma.

-Ojalá fuera una broma. Pero no, es la verdad. Aunque he comprobado que no soy el único- dice Matías mientras deambula por la celda -Perdí todo, mi madre falleció cuando tenía dos años. Mi padre era la única persona que tenía, y yo... Yo lo maté... Sé que pensarás que es algo tonto que te esté revelando todo esto. Pero ya no tengo nada que perder. Aunque saliera de aquí saldría solo a enfrentar el mundo, no tengo estudios universitarios, no tengo familiares, y todo por esta maldición. ¿Qué importa que lo sepas? ¿Qué importa que todo el mundo lo sepa? No importa, quizá si descubren que soy un fenómeno me encierren bajo tierra, quizá se deshagan de mi. Pero mi vida ya no tiene ningún sentido, nunca lograré ser alguien. Todos mis planes, mis metas, mis sueños, ardieron en aquel incendio-

A pesar de todo lo que está diciendo Matías parece hablar íntegro, sin quebrarse en lo más mínimo ni por un momento, resulta hasta algo frío.

-Esa es la verdad, estamos cambiando, y vaya a saber cuantos hay por ahí en el mundo que tiene algún poder extraño como el mío-

-Jodete -susurre- ¿Mataste a tu unica familia? ¡Jodete! ¡lo unico que dices son mierdas, si no quieres vivir muere! hay mucha gente que aun estando peor que tu siguen adelante, son fuertes e intentan sobrevivir otros se rinden y caen en depresion o simplemente se suicidan, por debiles. Tu eres fuerte, te han otorgado un don que puedes usar para el bien o para el mal ¡Vive con el y afrontalo! muchos soñarian por tener ese "don" poder, venganza, codicia... ¿Que importa? -estaba realmente cabreado, no sabia por que pero algo dentro de mi habia despertado y no se dormiria tan facilmente- Rendirse es lo peor que puedes hacer, tus familiares saben que no lo hiciste queriendo y te perdonaran. Ahora vive y se feliz, simplemente con eso seras perdonado.

Tenia que dirigir mi odio hacia algun punto, no iba a golpear a Matías aunque se lo mereciera, no estaba alli para pelear. Simplemente me desahogue con la pared golpeandola con furia, pare tras unos golpes ya que las manos comenzaron a sangrarme. No comprendia por que lo hacia pero si me viera desde otro punto de vista solo pensaria: "Que exagerado."

-Puedes tener una segunda oportunidad, ahora si quisieras podrias fundir con tu "don" los barrotes de las ventanas y escapar. Hacer una nueva vida y superar todo lo que te ha pasado -me senté otra vez sobre la dura cama, observe mis manos temblorosas y rojas- Pero se que no lo haras, te rendiras ¿verdad?

Nunca habia sido tan duro con nadie, por un momento habia explotado y habia dirigido toda esa explosion hacia Matías. Quizas era por lo de mi tio, hace pocas horas habia visitado su tumba o en vez de eso fue el cadaver que acababa de ver, si lo pensaba detenidamente eso seria un shock para un chico. Y por ultimo, que era un cobarde, intentaba aparentar ser duro y pasota pero solo esquivaba mis miedos y debilidades con excusas y por un momento todo lo que reprimia salio.

-Lo siento... -logre decirle notando que comenzaban a brotar lagrimas de entre mis ojos.

-No te disculpes, no tienes por qué hacerlo, no conmigo. Entiendo tu furia, yo mismo la sentí. Esa furia que soltamos hacia algo o alguien, pero que en el fondo es odio hacia nosotros mismos. Debes aprender a perdonarte, perdonarte si has fallado, perdonarte si has hecho mal cuando no era lo que querías hacer. Quizás no sea el más indicado para decirlo, pero si estoy así es porque no he sido lo suficientemente fuerte como para poder perdonarme por lo que pasó- dice Matías mientras toma el plato de puré del suelo para comer lo poco que queda en él -Oye, tienes razón, podría salir fácilmente de aquí... y de paso vengarme de esos malditos que me encerraron- dice, terminando la oración en voz baja, diciéndolo para sí mismo.

Matías se acerca a los barrotes y comienza a emitir microondas por sus dos manos. Tras unos cuantos minutos los barrotes comienzan a tomar un color rojizo. Continúa intensificando el calor, y al cabo de unos diez minutos los barrotes se han derretido en parte, o sino se han deformado por el calor.

-Y bien, vienes, ¿o te quedas esperando a que vengan esos malditos y te den con una picana aunque no tengas nada que ver con esto?- le dice a Enrique mientras sale de la celda.

Estaba asombrado viendo como Matías fundia los barrotes, de verdad mis palabras le habian llegado a alguien y siendo sinceros mi cerebro no podia analizar toda esa informacion, me recordaba al argumento de alguna serie o pelicula, el era el protagonista y yo el secundario comico. Aunque tampoco era tiempo de pensar en estupideces, debiamos actuar y dejarnos llevar si queriamos que todo saliese bien. Me levante rapidamente fijando mi mirada hacia lo que antes eran barrotes y ahora solo era metal fundido, al que no me gustaria acercarme. Avancé con paso decidido hacia Matías, estire mis piernas para pasar encima de el metal liquido y comence a hablar.

-Necesitamos armas -actuaba como un profesional aun siendo un adolescente y sabia que lo que estaba haciendo podria cargarse mi futuro facilmente- Vendran pronto, sin ellas no podemos defendernos. A no ser que puedas hacer algo mas "espectacular" o tengas un plan.

Si todo salia bien seria libre, tendria una segunda oportunidad, una vida nueva. Perderia a mi familia, pero vengaria a mi tio. Si todo salia mal, estaria encerrado en un reformatorio, igualmente perderia a mi familia y vengaria a mi tio. Por ultimo estaba la ultima opcion, hacerme el rehen.

-¿Quién necesita armas cuando podemos hacer carne humana asada?- dice Matías respondiendo a Enrique, con un brillo de furia en sus ojos -Ahora aprenderán lo que es provocar un incendio-

Matías comienza a correr por el pasillo entre las celdas. Ve a un oficial que, al observarlo fuera de la celda, se dispone a sacar su arma. Pero antes de que logre hacerlo Matías apunta con sus manos hacia él, emitiendo una gran cantidad de ondas, a tal punto que el policía comienza a retorcerse de dolor mientras su piel se va tornando de un color rojizo. Se le comienzan a hacer unas heridas sangrantes. El calor es tal que su ropa se incendia. Matías sonríe sádicamente al escuchar los alaridos de dolor del policía, lo disfruta.

-Morirás maldito, tú y todos ustedes...-

Cuando el hombre deja de moverse, aparentemente muerto, Matías decide continuar avanzando, sin embargo aparecen algunos otros oficiales tras escuchar los horribles gritos de dolor. Al ver a Matías, lo apuntan con sus armas, pero este comienza a emanar ondas, produciendo que las balas estallen dentro de las armas. A su vez las manos de los oficiales, así como parte de sus rostros comienzan a quemarse al igual que el otro oficial. Al cabo de unos minutos todos se encuentran en el suelo, inmovibilizados por la conmoción.

-Ya abrí paso, vamos a la parte de los escritorios...- le grita a Enrique -Hagamos arder esto-

Por un momento senti miedo de Matías, no era el mismo hombre con el que habia hablado hace pocos segundos. Habia matado a muchisimos policias y no podia permitirlo, mi plan era escapar y si habia que hacerlo, herir. Pero en ningun momento pensaba en la muerte de los demas, sentí un gran deseo de pararle los pies pero era imposible. El tenia un poder fuera de lo normal y yo solo era un estupido adolescente persiguiendolo sin proteccion alguna, aunque no por mucho tiempo. Me acerque al primer oficial, el aun no habia sacado su arma y tras comprobarla esta aun funcionaba, era lo bueno de tener un tio policia. Que me enseñó como usar una pistola, aunque siempre estuviese descargada. Simplemente la escondi en mi pantalon poniendole el seguro, quizas nos separaramos y me seria jodido continuar solo.

-Matías, tu prende fuego a lo que quieras. Quiero buscar mas armas y ocuparme de cualquiera que aun quede por aqui -miraba a mi alrededor buscando "inocentes"- ¡Los que no sean policias marchense! no necesitamos muertes inocentes -estaba seguro de que Matías los dejaria irse, solo le tenia odio a los policas, ellos no habian hecho nada

Mi siguiente objetivo seria buscar armas electricas, porras, paralizadores y esas pistolas, eran dañinos y en muy pocos casos mortales, era lo que necesitaba. Si me encontraba a alguien intentaria ganar su confianza o dispararles en extremidades olvidando el tronco para no dañar organos vitales, si queria salir de alli vivo tendria que confiar en el pirado de mi compañero y tener un pequeño arsenal.

-¿Donde estan las armas? -me pregunté confuso a la vez que sacaba la pistola y avanzaba rapidamente, tenia que salir antes de que todo eso ardiera. Era una carrera a contrareloj.

Matías escucha a Enrique diciéndole a los demás prisioneros que escaparan. No era lo que él tenía en mente, pero poco le importa. Su único objetivo es ver en llamas esa prisión. Continúa caminando hasta entrar a una zona repleta de oficiales sentados, papeles, teléfonos. La "oficina" de la comisaría. En cuanto entra allí, Matías es visto por los policías que se levantan inmediatamente de sus sillas para intentar reducir a Matías para devolverlo a su celda. Sin embargo, él no dejará que hagan eso.

-Creen que podrán detenerme con sus estúpidas armas. No se están enfrentando a un simple mortal, ¡se están enfrentando a un dios!- grita con todas sus fuerzas mientras comienza a emanar enormes cantidades de intensas ondas que comienzan a quemar y derretir lo que encuentrar a su paso.

Las armas estallan, los policías gritan de dolor. La madera de los escritorios, así como el papel comienzan a arder rápidamente y el fuego empieza a propagarse. Al ver esto Matías recuerda que Enrique se había quedado buscando armas.

-¡Enrique!- grita llamándolo -Hay que salir de aquí, el fuego comenzará a expandirse-

Y como si del destino se tratara, apenas termina de decir esto, las llamas alcanzan un calefactor a gas, el cual produce de inmediato una explosión en la oficina, haciendo que el fuego comience a propagarse hacia las celdas. Matías corre del fuego, ya que sabe que incluso para él, es mortal.

Simplemente agradecia no estar muy cerca de Matías, podia escuchar los gritos de dolor de todos los policias e incluso sus gritos, decia algo de ser dios y demas tonterias. No comprendia como mis palabras habian hecho dar un cambio radical a la actitud de Matías. Aunque bueno, eso ya lo pensaria luego, estaba concentrando en buscar mi pequeño arsenal que alcance pronto. Habia un gran armario repleto de armas aunque este tenia un candado que destroce tras dos tiros, sentí el retroceso que me empujaba lentamente hacia atras. Era una sensacion extraña a la que me acabaria acostumbrando. Por suerte no encontre a ningun policia mientras cogia lo que tenia previsto, de paso recargue la pistola ya que habia gastado dos balas. y seguro que las necesitaria.

Ahora estaba preparado, solo debia salir con Matías y trazar un plan, si habiamos hecho esto junto estaba casi seguro de que me ayudaria tambien fuera de la comisaria, aunque tampoco sabria si confiar en el. Me fije por la ventana por si habian coches patrullas pero no habia nada, se notaba que Matías hacia bien su trabajo. Ni siquiera les habia dado tiempo a pedir refuerzos.

-Bien vamonos -dije en voz alta.

Cuando quise darme cuenta escuché la voz de Matías gritando a todo pulmon, ese idiota habia prendido fuego cuando aun estabamos dentro y para rematarlo un fuerte explosion sono muy cerca de donde yo estaba, senti un fuerte calor abrasandome y para rematarlo la onda expansiva llegó hasta aqui, era lo malo de tener una comisaria no muy grande. Los cristales rebentaron y la comisaria se estaba derribando, por suerte no tenia heridas graves solo un fuerte dolor en la espalda tras haber caido al suelo. Estaba sordo, asustado y casi ardiendo, habia estado en situaciones malas pero esta se llevaba la palma. Aun un poco aturdido cogi carrerilla y salte por la ventana.

Debi de haberlo pensado pero no habia muchas mas opciones, cai en el duro y frio suelo rodando, me jodi la espalda, las rodillas y los nudillos los destroze mas de lo que estaban para protegerme la cabeza. Tardé en reaccionar ya que por un momento no sabia donde estaba pero cuando recupere la movilidad de mi cuerpo me levanté cojeando un poco.

-¿¡Matias!? ¡Si me oyes responde, debemos irnos rapidamente! -la comisaria se comenzaba a caer a pedazos, por lo que decidi alejarme un poco y buscar de lejos a mi compañero.

Matías persigue el sonido de la voz de Enrique para ver si lo encuentra. De pronto lo ve saltar por la ventana a lo que decide seguirlo. Corre desesperado entre las llamas para de un salto salir afuera por la ventana, cayendo por allí, cerca de donde está Enrique.

-Logramos salir...- dice suspirando aliviado de estar afuera.

Detrás de ellos, la comisaría arde en terribles llamas, los gritos desesperados poco a poco se van extinguiendo. Ahora el sonido de la sirena del camión de bomberos a lo lejos, es lo único que se escucha. Matías se levanta del suelo algo adolorido y mira hacia el cielo, ya es bastante tarde, el cielo está ennegrecido, y parece que una tormenta se avecina. Unas pequeñas gotas de agua golpean los rostros de ambos chicos, ha comenzado a llover.

-Será mejor que nos vayamos de aquí antes de que lleguen los bomberos, sino nos atraparán y no será nada bueno-

El mareo desaparecio al igual que la sordera, aunque esta ultima no totalmente. Escuche las sirenas que se acercaban rapidamente, la gente se amontonaba alrededor de la explosion y comenzaba a llover, por lo menos la lluvia ayudaria a los bomberos para apagar el fuego mas rapido. Matías queria irse rapidamente ya que podriamos ser descubierto pero ese no era mi plan, tenia algo en mente y si no habia supervivientes del incendio todo saldria a pedir de boca. Solo tenia huellas en la pistola pero al estar recargada no podrian decir que la habia disparado y si hallaban alguna forma podria decir que disparó el policia o que fue para conseguir las armas paralizadoras, despues habia la suficiente gente para ver que yo no habia matado a nadie por eso deje irse a los testigos y para terminar, era un adolescente y Matías un simple piromano.

Saque la pistola paralizadora y sin miramientos la dispare hacia Matías, si no le daba tiempo a reaccionar que era lo mas probable esto le paralizaria el suficiente tiempo para que llegaran los bomberos y lo mas probable es que le acompañaran policias, si no, aun tendria el otro paralizador o al gentio que me ayudaria a atraparlo, les pediria que le tapasen las manos para que no pudiese abrirlas ya que su poder provenia de alli.

¿Coartada? claro que tenia, el hombre se habia vuelto loco y se rebelo a los guardias, por miedo me "alie" a el para que no me hiciese daño, en ese momento cuando tenia su confianza fui a buscar un arma para mantenerlo a raya. ¿A quien creerian? podia llorar facilmente y hacerme el traumatizado, era coser y cantar. Ademas no habia matado a nadie ni habia empezado el fuego, el tenia antecedentes de piromano y yo solo el de pegar a un policia, tenia todas las de ganar.

Matías era un asesino y no podia perdonarle una segunda vez.

-¡Ayudenme! -dije gritando al gentio- ¡El incendio la comisaria!

Sentia satisfaccion, algo en mi interior negro como la noche comenzaba a crecer y no iba a parar.