La Fleur du Mal

Miré el cigarro completamente consumido en el cenicero, encima de la barra. Estaba cansado. Pero me gustaba ese lugar, era mi casa. Una opaca luz verde que recordaba a la vieja absenta iluminaba la estancia en que la gente de la noche bebía, fumaba y soñaba. Me saqué otro cigarro y lo posé en mis labios, lo encendí mientras observaba el reloj, las 3:00. Buena hora, pensé. Allí se juntaba gente de todos los lugares, gente diferente, marginados, poetas, dramaturgos, vagabundos, aquí había sitio para todos, sin importar la clase social, el color de piel, la religión, los ideales... Simplemente, todo el mundo. Miré hacia la puerta, que se abría. ¿Quien será?

Un hombre rubio, muy alto, entra por la puerta. Lleva consigo un libro, parece que va leyendo. A pesar de que entra al lugar parece estar fuera de la realidad. Por su aspecto debe ser alguien de clase media, más bien media alta. Desentona un poco con el ambiente a pesar de que hay todo tipo de personas. Camina y se sienta cerca de donde está Bassile, y continúa leyendo tranquilamente, como si no le importase el mundo exterior. Sin embargo, algo lo hace reaccionar.

-¿No sabes que fumar es malo para la salud?- le dice a Bassile, sin siquiera girar su cabeza para mirarlo al hablarle -Odio el humo...- dice en voz baja para sí mismo mientras suspira.

- "¿Sabes que entrar a un sitio donde todos fuman es malo para la salud?"

Le contesté, mirándole a la cara. A mi tampoco me gusta mirar a la gente a los ojos, odio el cruce de miradas. Quizá por eso me cayera bien, pero a veces las apariencias engañan, o no, quien sabe. Quité la mirada para seguir con lo mío, que era, simplemente, mirar a mi alrededor.

El hombre sigue leyendo mientras pasa las hojas del libro con su mano derecha. Parece que el roce de las ásperas hojas con sus dedos le hace cosquillas. Algo extraño en realidad. El hombre ríe para si mismo ignorando por completo la presencia Bassile. Suspira.

-Mucha conversación en este lugar...- comenta en voz alta pero como para sí -Pensé que sería más tranquilo...-

Se pueden oír claros murmullos, y algunas pequeñas charlas, pero de ahí a percibir sonidos tan molestos parece algo de locos. Vuelve a suspirar. Tiembla de frío y luego cierra sus ojos por un momento. Finalmente decide hablar.

-¿Alguna vez has sentido que eres diferente al resto del mundo?-

Sonreí. En aquel lugar, en ese ambiente, aquella pregunta no era extraña. Pero el hombre si, lo miré de arriba abajo. Estaba allí por alguna cosa, quería algo. Le tendí una cerveza fria.

- "Todo el mundo es diferente a su manera, ¿no cree?"

Yo era diferente y el también, estaba seguro.

- "Aunque si, me siento diferente"

El hombre acepta la cerveza pero en cuanto toma el vaso lo deja caer al suelo, instantáneamente comienza a temblar. Al caer, el vaso se quiebra en mil pedazos. El sonido retumba en la cabeza del sujeto como un estallido. Siente como cada trocito de vidrio impacta contra el suelo. Inmediatamente se tapa los oídos, como si le dolieran.

-Lo... lo lamento...- dice algo nervioso -Soy muy torpe...-

Saca su billetera y deja varios billetes sobre la barra. Luego sale corriendo desesperado, tanto que se olvida de su libro. Libro que en realidad es una especie de diario, con fotos, con pequeños textos, con muchas cosas dentro. Seguramente con un importante valor emocional.

"¿Por qué me pasan estas cosas a mi? No entiendo nada..." piensa mientras camina por la calle, solo.

(Antes de todo, perdón por la ausencia, me surgió algo que no pude prever ni rechazar, lo siento)

Lo observé embobado hasta que cerró la puerta. No lo entendía, parecía que todo aquello había sido previsto. Era muy extraño, aquel hombre buscaba algo, estaba seguro. Apagué el cigarro en el cenicero y me percaté tanto del dinero que había dejado como del libro. Lo miré durante unos segundos, sin saber si lo quería abrir o no. Al final, después de encenderme un segundo cigarro, lo ojeé.

Off: No hay problema, On:

El "libro" tiene muchas cosas dentro. Pequeños textos a mano y a computadora, algunos de escritores reconocidos, otros de menos, y algunos son incluso anónimos. Algunos dibujos hechos a mano, con lápiz y bolígrafo. Algunas fotografías actuales, y otras no tanto. Más de una foto blanco y negro, y otras en tonos sepia. Números de teléfono, anotaciones sobre cosas que había hecho. El libro parece ser como un diario, pero registra aparentemente cosas importante para ese hombre.

Mientras Bassile mira el libro tranquilamente una de las fotografías se cae de allí. Al levantarla puede ver que es una fotografía del mismo hombre. Tiene escrito un nombre (Jacque Sartre) y una dirección. El hombre por su parte se encuentra solo en la calle hasta que nota que olvidó su libro en el bar y decide regresar lo antes posible, el problema es que no recuerda como llegó allí.

Jacque Sartre. Sin duda, un loco. Un paranoico quizá. O alguien muy especial, quien sabe. Un hombre que se archiva a si mismo. Las dudas hicieron una encrucijada en mi cabeza, me dolía. Había acudido allí por alguna cosa, por mi. Observé a Linita recogiendo los restos rotos de la cerveza, brillaban tenuemente verdes. Seguí ojeando el libro más pausadamente, pero solo me decía algo aquella dirección.

- Linita, necesito que me cubras esta noche - Le rogué, aunque no me habría echo falta, Linita era una niña, 16 años. Había llegado aquí igual que todos llegamos, por eso no importaba su edad.

- Claro, pero esta noche ven a dormir a casa, te tengo preparada una sorpresa - No haré comentarios sobre lo último que me dijo. ¿Que queríais que hiciera? 16 años, rubia, ojos verdes. En fin, seguiré con lo realmente importante.

Cojí las llaves del asqueroso golf blanco y viejo que tenía por coche y me dirigí hacia aquella dirección, esperaría al hombre allí.

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A las tantas de la noche no se ve mucha gente en las calles. Pero en ese barrio era diferente, drogas, alcohol... Yo era, soy y seré uno de ellos, mi sitio. Dejé rapidamente esos callejones, suelo volverme loco cuando voy en coche. Me encendí un cigarrillo y bajé la ventanilla para sentir como la brisa de la madrugada se llevaba el humo. Sentía algo que me oprimía el pecho, una extraña sensación, una especie de valentía en el corazón frente a un miedo que desconocía pero que me encantaba. Tensión, adrenalina, no entendía el por que. Era el comienzo de algo. Frené en seco al ver la calle a la que me dirigía, observé las aceras, parecían vacías. Aparqué y me bajé del coche. Me dirigí hacia el número que llevaba en la mano, con el libro bajo el brazo. Toqué el timbre, supuse que no me abriría nadie, el hombre no podía ser tan rápido. Esperé apoyado en la pared, a que alguien respondiera o apareciera.

Off: Te fusioné los dos posts para que no quedara doble post On:

Jacques llega como puede a su casa para encontrarse con un inusual visitante en la puerta. Sabe que ha estado con ese tipo hace poco, es lo último que recuerda de aquel bar, la cara de ese hombre, y luego el incidente con el vaso. Entre eso y este momento solo hay vacío. Jacques se acerca a Bassile para saludarlo.

-Ho... hola... ¿Qué hace aquí?- pregunta algo confundido -Ya veo...- dice viendo que tiene el libro -Será mejor que pase, así le explico todo mejor...-

La reacción de Jacques resulta algo extraña sin embargo él sabe perfectamente que ese libro tiene más valor de lo que cualquiera pueda pensar, y que en realidad él no está tan loco como parece.

No abrí la boca para nada, y tampoco solté el libro. Me limité a seguirlo, estaba seguro de que podría explicarme algunas cosas que me llevaban de cabeza. Antes de llegar a la puerta del apartamento le pregunté:

- Hmm... ¿Por qué se fué tan rápido? - Recordaba perfectamente el incidente del vaso, y el exhuberante pagamiento que había recibido por el.

Jacques parece algo nervioso, sin embargo decide confesarle a Bassile que le pasó.

-No debería estar diciéndole esto pero... Yo no soy como todos, soy diferente, pero... muy diferente... Verá... Puedo oir, oler y ver cosas que están a kilómetros de aquí... Cuando toco algo siento su textura unas mil veces más intensas de lo que son... Lo mismo con el gusto... Es... es como si mis sentidos estuvieran... no sé, potenciados de alguna manera...- le dice hablando rápidamente, agolpando las palabras, muy nervioso, mientras sus manos tiemblan dado que tan solo le había revelado este secreto a muy pocas personas -Quizás crea que estoy loco, pero no... Lo que acabo de decirle es cierto... Lo malo es que no siempre puedo controlarlo, como pasó con ese vaso en el bar...-

Si hubiera podido hubiera atravesado su mirada con la mía. Me quedé callado, intentando encontrar en él indicios de falsedad. De todas maneras, reflexioné. Podía darme algunas respuestas, fuera o no un mentiroso. Sabía cosas. Abrí la palma de la mano y parpadeé. Todas las luces cercanas también lo hicieron. Poco a poco, la electricidad de la casa hizo de mi cuerpo su camino y se manifestó en la punta de los dedos, debilmente.

- Yo también lo soy y tu me darás algunas respuestas, ¿verdad? - El tono de voz que usé no era amenazador, ni suplicante. Eran simplemente palabras.

Jacques no sabe que responder, en realidad había dado con el bar de una manera poco convencional, hay algo más que su poder y que aún no le ha dicho a Bassile.

-Increíble poder...- dice un tanto asombrado al ver lo que puede hacer Bassile -Devuélvame mi libro, yo... yo lo necesito... porque...- dice luego cambiando de tono, toando una postura más "a la defensiva" -Es difícil de explicar pero sin ese diario yo... es como que no existiera... Démelo...- sentencia finalmente sin responder en realidad las dudas de su visitante.

Sonreí, dibujando una fachada que no era la de mi verdadera persona. La electricidad de mis dedos aumentó de intensidad y desapareció en una pequeñísima explosión.

- Ya sabe como funciona el juego, responda mis dudas y volverá a existir - No me gusta jugar con los demás, pero la situación lo requería.

Jacques tiembla de miedo, ese libro es más importante de lo que cualquiera pueda imaginar, él lo desea de vuelta, él lo necesita. En un arrebato de furia se abalanza sobre Bassile, intentando sacarle el libro de sus manos. A pesar del intento falla y desesperado saca un arma que tiene en el cinturón, tapado bajo el abrigo que lleva.

-No puedo responder ninguna pregunta si no me devuelve mi libro, en este momento no sé que decir y si no me lo devuelve pronto, quizás en unos minutos no pueda ni decirle mi nombre...- le dice tiritando de nervios mientras lo apunta con su arma, listo para disparar, con los dedos en el gatillo.

Hubiera sido fácil. Pero creía poder entender que le sucedía al tipo. Levanté la mano que no sostenía el libro tranquilizándolo y alargué la otra con el libro.

- El libro es suyo, pero júreme que me explicara todo - Sostuve su mirada nerviosa, yo no lo estaba. Aunque el temblor de un cañón de pistola me hacía replantearme algunas cuestiones.

Jacques deja caer el arma instantáneamente y toma su libro muy rápidamente. En cuanto lo tiene en sus manos comienza a leerlo como loco, pasando sus ojos rápidamente por aquellas páginas. De pronto se detiene frente a una hoja con unos "palitos" en forma de x. Hay 23 pares.

-Aquí está... Mi poder, es algo genético... Asumo que el suyo también debe serlo... Creo que debería explicarle algo ahora... Tengo una especie de amnesia, básicamente me veo incapaz de crear nuevos recuerdos, a partir de los diez años... Además... de una progresiva pérdida de memoria, ya no recuerdo mi nombre, ni la dirección de mi casa...-

El hombre no puede seguir hablando, le resulta muy triste hablar de todo lo que le pasó por qué le recuerda a ese accidente en el que lo perdió todo...

- ¿Y esa perdida de la memoria tiene algo que ver con el uso de su poder? -

Me interesaba, quizá el uso abusivo de los poderes tuviera repercusiones en el cuerpo o en la mente de los portadores. Me entristecía su situación, pero dudaba poder hacer algo, me abstuve de ofrecerle una ayuda inservible. Estoy seguro de que el también lo pensaba así.

El rostro de Jacques se transforma instantáneamente. El triste recuerdo cruza su mente, rápido, fugaz pero intenso. No puede encontrar las palabras exacta para expresar aquellas emociones, aquel momento vivido el cual recuerda cada día porque es lo último que puede recordar.

-No... eso es...-

Han pasado ya más de 20 años desde aquel trágico incidente. Aún puede recordar la húmeda niebla que cubría la carretera aquella madrugada. El gélido aire recorría todo el lugar, estremeciendo las ramas de los árboles. El sol no había abandonado su cuna en el horizonte aún, apenas se podían ver sus primeros rayos.

-Iba con mis padres y mis hermanos...-

El coche se movía rápidamente por la carretera, desierta carretera. No andaba nadie más esa madrugada. En el coche en que iba Jacques iban sus padres y sus tres hermanos, dos niñas y un bebé.

-El coche... La niebla era muy espesa... Mi padre perdió el control... todos... todos...- las palabras dejan de salir por su boca, pero las lágrimas en sus ojos dejan ver que ese silencio suyo, es un silencio de muerte.

Jacques sale del lugar rápidamente sin decir ni una palabra. No quiere que nadie lo vea así. Hace tanto tiempo que no intentaba soltar en palabras las imágenes que cada día lo atormentan. El daño cerebral del accidente había tenido una maginitud tal que Jacques se vio incapacitado de crear nuevos recuerdos para siempre, incluso sigue con ese problema.

Unos minutos después...

Jaques regresa y saca de su bolsillo una cámara de fotos instantánea y le toma una fotografía a Bassile. En el reverso escribe unas cosas y luego se la extiende a Bassile.

-Escriba su nombre, así sabré quien si vuelvo a verlo...-

Lo observé todo el tiempo, sin saber que decir o hacer. No estaba mintiendo, parpadeé, molesto por la luz del flash. No me gustaba que me hicieran fotos, pero había algo distinto en ese hombre a parte de su poder. Había algo más a parte de su defecto o mérito genético. Algo más a parte del accidente.

- No se vaya... - No podía irse, lo necesitaba. - Yo también estoy solo...

Mi cara como siempre era practicamente inexpresiva, esperé que bastaran mis palabras para que me brindara su ayuda.

Jacques larga una pequeña risa ante el comentario de Bassile. Él no va a irse a ningún lado, pero en cualquier momento podría olvidar todo, a eso el hecho de tomarle a fotografía.

-Yo que usted escribiría en el reverso de esa foto, porque si un un minuto le pregunto quién es y no tengo la foto seguramente no tenga ni idea de quien es y posiblemente lo eche de mi casa...- dice bromeando un poco, a pesar de que lo que dice es verdad.