Heladería Haliber

No es muy grande. Tiene una spequeñas mesas para servir meriendas, abre a partir de las tres p.m. Los encargados son una simpática familia escocesa. Hay helados de todos los sabores

Las clases habían terminado por fin. Aquel día se le estaba haciendo larguísimo.
Todavía seguía lloviendo con intensidad. Se puso su gooro de lluvia, para no mojarse las trenzas, estrechó a su peluche contra su pecho y caminó calle arriba.
Paró en la heladería. Era viernes y los viernes siempre tomaba helado, aunque hiciera frío. Pidió uno de menta con chocolate y salió a la fría calle.
Se puso a jugar con los charcos mientras tomaba el helado.

Gabriel caminaba por el parque a paso veloz, la intensa lluvia le estaba mojando completamente y lo que mas le molestaba esque su cabello se estropeará.
Maldecía a su madre por no advertirle de la lluvia y deseaba con todas sus fuerza un paraguas para resguardarse de la lluvia.
Al parar por el parque. observó a una pequeña niña sentanda en una banca.
"¿A quién demonios se le ocurre jugar bajo esta inmensa lluvia.. y con un helado en las manos?"
Gabriel se acerco a ella.. la inocencia de la chiquilla no era muy notorio. El joven la analizó de pies a cabeza.

-Oye chiquilla.. dime tu que haces en este parque.. a mitad de esta inmensa lluvia?-

El joven le miró fijamente.

La niña levantó la vista y miró al chico. No era un adulto exactamente, pero tampoco un niño. Sus ojos la miraban extrañamente, como si intimidaran.
-Vuelvo del colegio. Me gusta la lluvia y la disfruto.-contestó. ¿Por qué había dicho la verdad? normalmente no hablaba de su vida con extraños.

Gabriel dejo escapar un suspiró de grandeza, ¿era posible que la niña no le reconociera?, si el era el mas famoso adolescente de todo Reino Unido.
-escuche bien?, ¿que te gusta la lluvia?-
Gabriel le miró con mueca de confusión, la niña era extraña.
-Vamonos que mojarnos es muy estupido, nos enfermaremos-
Aquello era realmente extraño, por lo general el chico nunca invitaba a pasear a nadie.. pero la niña tenía un algo muy raro y Uzcatégui quería averiguar que era

El joven parecía sorprendido.
-¿A tí no te gusta la lluvia?
Estornudó. Empezaba a hacer frío, tal vez no era tan mala idea lo de irse a un lugar seco.
Se acercó al chico y le agarró del brazo.
-Por aquí. Hay un centro comercial en el que podremos resguardarnos.-dijo haciéndole caminar.

-No, no, no, no ,no -
Gabriel le estrujo de su muñeca y le cambio dirección, su carro no estaba muy lejos.
-Iremos a donde mi carro, esta mas cerca.. ademas en un centro comercial, creeme no me sentiría muy bien-
Caminaba muy rapido, era cierto que se mojaba pero tampoco iba a hacer el ridiculo corriendo.
"¿Y porque esta niña esta tan sola y enmedio de la lluvia?"
Se preguntaba mientras seguía caminando rapidamente.

-¿Al coche?-se separó bruscamente del chico y le miró desafiante.-¿No serás una de esas personas malas que secuestran niños verdad? Si me haces daño, Usagi se enfadará.-dijo poniendo el conejito de peluche entre los dos.
-¿Por qué te sienta mal el centro comercial?

Gabriel le miro con cara ¬//¬.
-Niña... mirame, ¿tengo pinta de ser secuestrador?-
Entonces miro el conejo y sonrió.. le gustaban las cosas de peluche.
-Es bonito-
Gabriel escucho la pregunta y puso su cara de seduccion.
-¿Que no me conoces?... soy Gabriel Uzcategui, el modelo mas famoso de todo Reino Unido-
Y aquello era verdad.. cualquier adolescente tanto señorita como varon era fanatico de Gabriel.

La niña hizo una seña con la mano para que se agachara. Luego, colocó sus manos en las mejillas de Gabriel y le miró a los ojos.
-Desde esa altura no te había reconocido.-dijo sonriendo.
-¿Por qué estás aquí, perdiendo el tiempo con una cría?

Gabriel se sintió algo raro cuando las pequeñas manos de la niña le tocaron sus mejillas.
-No lo se.. supongo que el clima quiso que nos encontraramos-
Gabriel se dió cuenta que el agua ya había hecho lo suyo, estaban empapadisimos.
-Dime pequeña.. donde vives?.. podría llevarte a tu casa?... o deseas segir bajo la lluvia?-
Uzkategi la bombardeaba con preguntas.

-Mi casa está a un par de manzanas abajo. No muy lejos... pero, sería tremendo que alguien como tú entrara en una casita como la mía... sería la envidia del barrio.-dijo sonrojándose.
Aunque en realidad, eso le importaba bien poco, pero le gustaba ver las reacciones de la gente.

-Eso es bueno.. si sabes manejar la envidia-
El chico empujo un poco la espalda de la pequeña.
-Es mejor estar en el auto.. que afuera mojandonos-
El chico se movía hacia un lado y otro.. sus cabellos tambien lo hacian con el.
-Genial.. mi peinado esta hecho un desastre...-
El joven encendio el auto.. aun esperando que la pequeña entrara.
-Y bien chikilla.. vendras?-
El chico miraba fijamente a la pequeña