(Donostia) Paseo por la playa de Zurriola

Spoiler:

Domingo, 27 de Septiembre de 2009, 22:20 de la noche.
Era un domingo oscuro, las nubes no dejaron ver ni un poquito del cielo azul en todo el dia. De vez en cuando se oía de lejos algún trueno, en menos de una hora empezaría a llover.

Este tipo de días eran los que mas me gustaban, porque podía pasear por la playa sin que nadie me molestara. Yo sola dejando el rastro de mis pisadas en la arena. No había un alma por allí. Claro, todo el mundo estaría en su casa, cenando, calentitos, mientras que en la calle hacía bastante frío.

Me gustaba mucho esa sensación de tranquilidad. La luz del Kursaal se veía muy bonita, aunque nunca me terminó de convencer aquel edificio tan raro.
Pero prefería mirar al mar, asi que me dirigí a las escaleras que daban la entrada a la playa y me senté en ellas mirando el mar. Se veía alguna luz de algún barco lejano, pero por lo demás estaba completamente negro.

Respiré profundamente. El aire frío entrando por mi nariz era muy agradable, y notar cómo mi nariz y mis mejillas estaban rosadas por el frío también me gustaba.

Me gustaban estos momentos de soledad, para pensar en mis cosas o simplemente, desconectar del mundo.

Estaba sentado en la azotea de un edificio que estaba en la parte vieja de Donosti - San Sebastián. Era de noche y no sabía si era así abajo, en la calle, pero donde yo estaba situado, hacía bastante frío.

¡¡Atchús!! ... brrrrr... ¡Qué frío! ¡Y yo sin canzoncillos largos...! - miré hacia el Kursaal - Voy a mirar si en el tejado de Kursaal hace menos viento.

La azotea en la que me encontraba, era casi todo plano. Había un saliente hacia arriba con una puerta, supuse que sería para acceder por dentro del edificio. También había antenas, pero no molestaban para lo que iba a hacer. Caminé hacia el lado contrario a donde estaba el Kursaal. Sujeté con mis manos la parte saliente que he mencionado antes y empecé a caminar hacia detrás, estirando mis brazos, siempre apuntando hacia el Kursaal.

Bien... creo que esto ya está... ¡¡Vamos!! - dicho esto, hice un salto pequeño hacia adelante y mis brazos empezaron a recobrar su forma original, haciendo que cogiera muchísima velocidad.

Salí disparado hacia el tejado del Kursaal... bueno... eso era lo que yo quería... pero digamos que mi puntería no es tan buena como uno se lo imagina. Atravesé por el aire y sin problemas el río que separa la parte vieja y la playa de Zurriola, pero en vez de aterrizar en el tejado del Kursaal, me estampé contra la arena de cara. Sí, aterricé en la playa dejando un rastro de unos 3-4 metros por haber caido e ido arrastrando mi cuerpo por la arena por la velocidad que cogí. Se levantó un poco de arena, como si se tratara de una leve niebla.

Me llevé un buen susto cuando vi que de repente algo se estrellaba contra la playa, levantando mucha arena, a unos 50 metros de donde me encontraba yo.

Asustada, miré a mi alrededor, pero no había nadie. Era la única que había visto aquello al parecer. Y no sabía si acercarme o no. Normalmente no era de las que pensaban en aquellas cosas raras, pero lo primero que se me pasó por la cabeza fue que sería alguna nave extraterrestre. Demasiada influencia de dibujos animados también, pero estaba convencida de que aquello que cayó del cielo no pertenecía a este mundo.

Después de estar unos minutos mirando a la montaña de arena que se había creado, y a los alrededores, a ver si aparecía alguna persona, decidí acercarme. Tenía demasiada curiosidad como para irme a casa sin mirar. Me froté las manos y las metí en los bolsillos para calentarlas. Y a paso lento y un poco tembloroso, me fuí acercando. Fuera lo que fuera, había quedado enterrado bajo la arena. Asi que cuando llegué allí, me puse a excavar un poco con mis manos, con mucho cuidado.

La arena estaba muy fría y de repente toqué algo un poco mas caliente.

Muy nerviosa seguí apartando la arena, ya empezaba a ver algo, pero aún no conseguí distinguir nada. Pero para ser un OVNI tenía una forma muy rara...

El golpe fue duro, pero no me hizo mucho daño, más que nada era la impresión, aún no me había acostumbrado. Enterré mi cuerpo entero en la arena en el impacto, ahora tenía que salir de ahí. Hasta tenía la boca llena de arena, una sensación bastante desagradable. Sentí que de repente, una parte de arena que estaba encima de mí se quitó y algo me tocó el culo. Instintivamente me incorporé y miré a mi alrededor. Levanté algo de arena que formó como una niebla al aterrizar pero ahora empezaba a dispersarse. Ahí estaba, una chica vestida de negro.

¿¿¡¡Pero qué haces tía loca!!?? - le grité, pero sin enfadarme.

Me quité toda la arena que tenía encima dando palmadas en mis ropas, limpié mi sombrero de paja y me lo puse en la cabeza. Después de observar que no había nadie más que ella alrededor, la miré.

De repente el OVNI, que resultó no serlo, sino que era un chico mas o menos de mi edad, se levantó de golpe.

Igualmente de golpe, del susto, me caí hacia atrás quedando sentada en la arena mientras gritaba.

El chico se levantó y se sacudió como si nada, parecía no tener un solo rasguño. Todo era muy raro. No podía ser humano... no habría sobrevivido y además... miré al cielo a todos lados... no sabía de donde había podido caer.

Aún sentada, con los ojos muy abiertos por el shock miré al chico. Vestía totalmente de negro excepto un extraño sombrero...

-¡No puede ser! - dije de repente.

Me levanté y me acerqué al chico. Le cogí con los dedos la mejilla y tiré... ¡¡Y se estiró!!

Estaba alucinando. -Esto no puede estar pasando, es un sueño... ¡Tú no existes! -señalando al sombrero de paja seguí - ¡Tú no puedes ser quien creo que eres! ¡Eres un dibujo animado! ¡Tu no existes!

La chica se quedó sentada, mirándome con asombro. Empezó a gritar sin responder a mi pregunta. Gritaba cosas como "no puede ser", "esto no puede estar pasando", "es un sueño", "tu no existes" y eso que ni me conocía ni le había hecho nada.

¡Ni que hubieras visto un fantasma! - dicho esto me di media vuelta y empecé a andar hacia las escaleras, para salir de la playa y quitarme la arena que entró en mis botas.

Andaba tranquilamente y en efecto, ahí hacía menos viento y por lo tanto no hacía tanto frío como en la azotea que estaba antes. La chica al parecer seguía a su bola pero no le hice ni caso.

Al llegar a las escaleras, me senté en la más alta y me quité una bota. Una cantidad exagerada de arena cayó por dentro.

El chico se fué dejandome allí tirada. Tardé un poquito en reaccionar, pero para entonces el chico aún no se había ido, sino que estaba sacando mucha arena de sus botas.

Me acerqué a el, temblando, pero ahora ya no era de miedo, sino de emoción. Esto era real, estaba pasando de verdad, y encima estaba pasando delante de mi.

Con los ojos muy brillantes de emoción me puse enfrente del tipo que parecía que había caído del cielo (literalmente xD). Lo miraba de arriba a abajo.

Aquel chico era al que llevaba idolatrando desde hacía mucho tiempo, pero pensaba que era ficticio, nunca imaginé que podría existir. Pero existía, y estaba enfrente de mi.

-Lu... ¿Luffy-sama? *_*

¿Uh? - le puse cara de "qué estas dicienco" mientras vaciaba mi otra bota.

Ya tenía las dos botas sin arena, así que me los puse y me puse de pie. Agarré el sombrero con la mano derecha y miré a la chica.

Soy Kanda D. Monkey, encantado de conocerte. Aunque puedes llamarme Luffy o Mugiwara si así lo prefieres - le dije con una sonrisa.

Esperé a que ella dijese algo y después mi estómago hizo ruido.

Oh... cierto... no he cenado aún... ¿sabes si por aquí dónde darán de comer?

El chico se presentó como Kanda D. Monkey, pero no me engañaba, tenía el mismo apellido que Luffy e incluso se parecía mucho al protagonista animado de la serie.

Aún con los ojos brillantes le hice una reverencia.
-Encantada, yo soy Nahia Sonami... prefiero que me llamen Sonami, pero llámame como quieras Lu...err.. Kanda-sama *_*

(¿Tal vez sea su hermano gemelo?) pensé, y justo entonces se escucharon gruñir a sus tripas, de una manera exageradamente alta.

Me preguntó por si conocía algún lugar donde pudiera comer. Entonces no pude evitar sonreír. Sin duda era él.

-Claro, por aqui hay bastantes bares donde te podrán servir bocadillos, y también algún que otro restaurante. Pero si quieres, yo vivo cerca. Puedes venirte si quieres, ya que veo que no eres de por aquí. Además, pronto empezará a llover.

No podía dejarlo marchar. Había encontrado a Luffy, o a su hermano gemelo al menos. Tenía mil cosas que preguntarle.

¿Bares...? ¡Claro! No me había parado a pensar en eso. Oh... pero... ¡¡mierda!! - dejé mis brazos y mi cabeza sin fuerza, como un bajón - ... no tengo dinero... tendré que volver hasta mi casa...

Haciendo caso omiso a lo que dijo Sonami después de la palabra "bares" empecé a andar hacia el puente que había al lado del Kursaal. No había mucho viento esta vez, el frío había disminuido considerablemente desde que estaba en el tejado. Aquella chica... vio que me estiraba pero, no me tachó de monstruo... la verdad es que no pasaba eso muchas veces... me giré y la miré. No tenía ese rostro de asco que tuvieron los del orfanato, y más que asombrada ante mi "escena", parecía estar emocionada.

Había caido del cielo, en una noche fría, donde la mayoría de la gente está calentito y tranquilamente cenando en su casa. Esa chica estaba ahí, para verme caer. ¿Una coincidencia...? Salí de mi estado de "bajón", incorporandome lentamente.

No... las coincidencias no existen. Esto es obra del destino - me dije a mi mismo - ¿Te vienes?

¿Te vienes? - Esa pregunta fue inesperada. Aunque le ofrecí venirse conmigo, por su actitud parecía que iba a decir que no y que tendría que estar suplicándole por detrás hasta que se aburriera y cediera, o hasta que se aburriera y me mandara a freir espárragos.

Reí y corrí tras el hasta llegar a su lado y me coloqué a su derecha mirándolo y sonriendo mucho.

Entonces se escuchó un trueno. Miré al cielo.

-Va a ponerse a llover en poco tiem...- una gota cayó en mi nariz - vaya ya ha empezado... Vamos Luffy-sama, vamos a algún lugar para refugiarnos. Como te he dicho, vivo cerca de aqui y tengo comida de sobra. Lo que tu quieras. Y si no quieres venir a mi casa podemos comer en cualquier otro lugar. Y así me cuentas de dónde vienes y desde cuando tienes ese poder tan chulo Luffy-sama... Tengo muchas preguntas que hacerte.

Otro trueno se escuchó y empezó a llover mucho.

-¡Vamos! Que si no nos resfriaremos.